Una yonqui de la fotografía. Busca su droga diariamente, canzando momentos y sensaciones. Vagabundea día tras día satisfaciendo su mono, extrayendo esencias, inmortalizando instantes y consumiendo la magia de seguir arriesgando
Inquieta, curiosa, apasionada por su obsesión. Le costó aceptarlo pero es algo que ya no puede cambiar. La tiene invadida de tal manera que ya la domina, le corre por las venas, durante cada día, siempre necesita más...
Tras un tiempo de aficionada a la fotografía de pronto sufrio una mutación: perdió sus ojos y se conviertieron en lentes fotográficas, siempre activas, siempre acechantes. Consecuentemente, su ritmo cardiaco empezó a sustituirse por clicks, clicks... sus oidos a escuchar el ritmo del silencio y sus piernas a caminar y caminar... De pronto cayó en la cuenta de que se estaba convirtiendo en una adicta. En una yonqui de la fotografía, y ya nada la podía parar...