08 julio, 2006

Ibiza... el culto al sol

Entre aguas: Ibiza. El culto al sol

Si me guiara por la vista, el sol tendría la anchura de un pie, si me dejará llevar por el olfato no existiría y si fuera por el tacto me quemaría. Pero estoy enamorada del sol. Pocas fuentes lumínicas pueden desafiar tanta belleza y es en su muerte cuando surgen los diablos del fuego, personajes que desafían a la oscuridad de la noche.
Siendo ibicenca no puedo ser objetiva, pero siento que quizás no hay lugar alguno en el mundo que le de más importancia a la caída del sol. Los que somos de allí lo sabemos, lo sentimos, y para nosotros es momento de intimidad, de final de día, de deleite de los sentidos, en soledad o en compañía. Un momento especial donde nos sentamos a adorarlo. Un deleite para todos los sentidos. El ritual acaba con aplausos, silbidos o una simple mirada que rastrea el infinito.
Pero hasta el sol se vende en Ibiza y seguro que es la venta más pura y quizás la más bella que genera la isla, espectacular y completa, una explosión de cálidos colores, acompañados de silencio infinito o de espirituales ritmos. Toda la combinación hace de este momento uno de los más decisivos del día.
Se acaba el día, empieza la noche. Para muchos el inicio de la fiesta, para otros la reflexión tras todo un día caminando.
Es el guardián del curso del año. Renace cada día y de nuevo vuelve a caer, entre aplausos, agradecimientos y miradas atentas. Tal vez al ser ibicenca pierda la objetividad pero me gusta que sea la venta más pura de Ibiza